sábado, 29 de octubre de 2011

HUECOS EN LA ALMOHADA

DICEN QUE NO HABLAN LAS PLANTAS NI LAS FUENTES NI LOS PÁJAROS

Dicen que no hablan las plantas ni las fuentes ni los pájaros
ni el onda con sus rumores ni con su brillo los astros.
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
de mí murmuran y exclaman: 
—Ahí va la loca soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos, 
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos, 
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
—Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha, 
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de la vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
 
Rosalía de Castro 1808






A veces es difícil conseguir los sueños. A veces se reza porque ocurran, se pide a Dios que se cumplan, sólo se pide poder vivirlos. Así, una vez vividos, se da permiso a Dios para que le deje a uno morir. 


 
Pero así no funcionan las cosas.

Poco a poco uno va encontrando, disfrutando y cumpliendo sus sueños: más tarde que pronto, o cuando uno no se lo espera, o cuando piensa que ya no ocurrirá... Uno va llenando la funda de la almohada de sueños cumplidos que le hacen descansar mejor.
Y en uno de esos días en los que uno va a cerrar sereno los ojos se da cuenta de que en la almohada hay un hueco, y empieza el insomnio, la nostalgia, la rebeldía, la tristeza, la guerra, la lluvia, el trueno...la velocidad para no tener tiempo para darse cuenta de la ausencia. La vida sigue su curso, y con ella, la acidez de no haber conseguido alguno. ¡Qué dificil tener la mirada medio llena cuando las lágrimas viajan hacia el suelo! ¡Qué difícil ver la luz cuando la vela se apaga! ¡Qué difícil no rendirse cuando la energía se acaba! ¡Qué difícil! Pero mañana despertará otro día, otra vez, un día nuevo, diferente...

Mañana saldrá el sol, o lloverá, o estará nublado... qué más da, mañana amanecerá, y con el día, el mismo hueco en la almohada. De no se sabe dónde (porque hace tiempo que de la propia vida se alejó a Dios) habrá que sacar fuerzas para armar al corazón con esperanza para no desfallecer, habrá que armar al alma de gafas para intentar disfrutar de los huecos que ya no quedan en la almohada (aunque se añore y se espere al que falta como al hijo pródigo).